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Cada vez más personas son conscientes de que las vacunas son extremadamente peligrosas. Durante años, la industria farmacéutica nos recomendó la vacunación como un método necesario y, sobre todo, inevitable para prevenir determinadas enfermedades. Confiamos ciegamente en las corporaciones e incluso permitimos vacunar a los recién nacidos que no tenían un sistema inmunológico desarrollado o desarrollado. Por lo tanto, vacunarse se volvió obligatorio y, si no lo hacías, eras ridiculizado e incluso atacado. En última instancia, esto aseguró que todos siguiéramos ciegamente la propaganda de las compañías farmacéuticas. Las rebeliones fueron inmediatamente sofocadas para seguir garantizando los enormes beneficios obtenidos con la vacunación. Sin embargo, la tendencia está cambiando y cada vez más personas son conscientes de que las vacunas contienen ingredientes activos altamente tóxicos.

Aluminio en vacunas

VacunacionesEn última instancia, una sola vacuna puede incluso contener innumerables sustancias químicas tóxicas. Por un lado, las vacunas suelen estar enriquecidas con mercurio. En este contexto, el mercurio es altamente tóxico e impide que nuestras células nerviosas crezcan, incluso hace que retrocedan y también bloquea su transmisión de estímulos. Una sustancia peligrosa que nunca debe consumirse en este contexto. Por otro lado, los preparados de vacunación también suelen estar enriquecidos con el compuesto químico formaldehído. El formaldehído también es extremadamente tóxico y de hecho se utiliza en desinfectantes. Es muy cuestionable por qué esta sustancia se utiliza a menudo en las vacunas. En este sentido, por ejemplo, varios estudios han demostrado que el formaldehído puede provocar cáncer. Otros efectos incluyen trastornos del sistema nervioso central, desarrollo de dolores de cabeza, letargo, estados de ánimo depresivos y dificultad para concentrarse. Esta sustancia puede provocar hinchazón de las mucosas, provocar irritación conjuntival y aumentar drásticamente las alergias. Además de muchas otras sustancias neurotóxicas, los preparados de vacunación también suelen estar enriquecidos con aluminio, un metal ligero. En este contexto se utiliza supuestamente el aluminio como potenciador del principio activo. La verdadera razón, por supuesto, es el envenenamiento sistemático de la humanidad, la creación de pacientes/clientes permanentes (un paciente curado es un cliente perdido).

Cada vez más personas se despiertan, rechazan estrictamente las vacunas y ven más allá de los peligrosos juegos de la camarilla farmacéutica..!! 

Sin embargo, también debes tener en cuenta que el aluminio es altamente tóxico y está asociado con el Alzheimer, el cáncer de mama, diversas alergias y otras enfermedades. Incluso pequeñas dosis de aluminio dañan el sistema nervioso central, reducen nuestra capacidad de concentración y perjudican nuestra actividad cerebral. En definitiva, resulta impactante las sustancias que se añaden a las vacunas. Ya sean ácidos artificiales, antibióticos, metales pesados ​​o incluso emulsionantes, todos estos ingredientes activos altamente tóxicos se utilizan normalmente para producir diversos preparados de vacunación. Por tanto, hay que entender que no existe ninguna vacuna que no esté enriquecida con sustancias neurotóxicas.

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