La gente ha estado en el ciclo de la reencarnación durante innumerables encarnaciones. Tan pronto como morimos y se produce la muerte física, se produce el llamado cambio de frecuencia vibratoria, en el que los humanos experimentamos una fase de la vida completamente nueva, pero aún familiar. Llegamos al más allá, un lugar que existe aparte de este mundo (el más allá no tiene absolutamente nada que ver con lo que nos propaga el cristianismo). Por esta razón, no entramos en una “nada”, un supuesto “nivel inexistente” en el que toda vida desaparece por completo y uno ya no existe de ninguna manera. En realidad ocurre lo contrario. No existe la nada (nada puede surgir de la nada, nada puede entrar en la nada), sino que nosotros, los humanos, seguimos existiendo para siempre y reencarnando una y otra vez en diferentes vidas con el objetivo de ...