Los pensamientos forman la base de toda nuestra vida. Por lo tanto, el mundo tal como lo conocemos es sólo un producto de nuestra propia imaginación, un correspondiente estado de conciencia desde el cual vemos y cambiamos el mundo. Con la ayuda de nuestros propios pensamientos cambiamos toda nuestra realidad, creamos nuevas condiciones de vida, nuevas situaciones, nuevas posibilidades y podemos desarrollar este potencial creativo con total libertad. El espíritu gobierna la materia y no al revés. Por esta razón, nuestros pensamientos + emociones también tienen una influencia directa en las condiciones materiales. Gracias a nuestras capacidades mentales, podemos influir y cambiar la materia.
Los pensamientos cambian nuestro entorno.
La máxima autoridad en la existencia o la fuente de toda existencia es la conciencia, el espíritu creativo consciente, una conciencia siempre existente de la cual surgieron todos los estados materiales e inmateriales. La conciencia se compone de energía, estados energéticos que vibran en frecuencias. La Conciencia fluye por toda la existencia y se manifiesta de la misma manera en toda la existencia, en todo lo que existe. En este sentido, los humanos son una manifestación de esta conciencia global, se componen de esta conciencia y la utilizan para explorar y dar forma a sus propias vidas. Esta conciencia primordial global también es responsable del hecho de que todo lo que existe está conectado entre sí. Todo es uno y uno es todo. Todos estamos conectados entre nosotros en un nivel espiritual e intangible. De este modo, los seres humanos también podemos ejercer una influencia directa sobre los organismos. Incluso la naturaleza reacciona con mucha sensibilidad a nuestros propios pensamientos y emociones. En este contexto, el investigador Dr. Cleve Backster realizó algunos experimentos innovadores en los que demostró claramente que los propios pensamientos pueden cambiar el estado de ánimo de las plantas. Backster conectó algunas plantas a un detector y observó cómo las plantas reaccionaban a sus pensamientos. En particular, los pensamientos negativos sobre la planta, por ejemplo la idea de prender fuego a la planta con un encendedor, activaban el detector.
Debido a nuestra propia mente, los humanos tenemos una influencia permanente en nuestro entorno inmediato..!!
Con este y muchos otros experimentos, Backster demostró que los humanos podemos influir significativamente en la materia y, sobre todo, en el estado de los organismos utilizando nuestra propia mente. Podemos informar a nuestro entorno de manera positiva o incluso negativa, podemos crear un equilibrio interior, vivir en armonía o vivir un desequilibrio interior, crear falta de armonía. Afortunadamente, gracias a nuestra conciencia y al libre albedrío que la acompaña, siempre tenemos la opción.