El principio hermético de polaridad y género es otra ley universal que, en pocas palabras, establece que, aparte de la convergencia energética, sólo prevalecen los estados dualitarios. Los estados polaritarios se pueden encontrar en todas partes de la vida y son importantes para progresar en el propio desarrollo espiritual. Si no existieran estructuras dualitarias entonces uno estaría sujeto a una mente muy limitada ya que no sería consciente de los aspectos polaritarios del ser. podría estudiar.Por ejemplo, ¿cómo se debería entender y apreciar el amor si sólo existiera amor y no se pudiera tener una experiencia antagónica?
¡La doble presencia es muy importante para tu propio desarrollo!
Por esta razón es importante aprender la dualidad de este principio de vida. Todos somos almas encarnadas que nacemos en este mundo material y tenemos experiencias positivas y negativas debido a la dualidad. Estas experiencias sirven a nuestro desarrollo físico y mental. Las experiencias y eventos negativos se toman de nuestra mente egoísta generado. Todos somos creadores de nuestra propia realidad y, por lo tanto, podemos elegir por nosotros mismos qué experiencias queremos tener y en qué dirección debe moverse nuestra propia vida. En consecuencia, nosotros mismos somos responsables de si manifestamos eventos positivos o negativos en nuestra realidad. Pero las experiencias negativas son importantes para poder aprender de ellas y obtener una visión más profunda de la propia psique.
Debido a que tenemos la capacidad de experimentar experiencias negativas, entendemos que sólo necesitamos estas experiencias inferiores para aprender de ellas que son importantes para nuestro propio éxito. La negatividad en forma de pena, odio a uno mismo, dolor, etc. condensa el propio estado energético, pero es muy útil para progresar en la vida, porque de estas experiencias aparentemente bloqueantes sacamos mucha fuerza, coraje y somos capaces de hacerlo. después para sacar muchas fuerzas (Las mayores lecciones de la vida se aprenden a través del dolor). Aparte de eso, las estructuras dualitarias también son importantes para experimentar la separación de Dios o la divinidad. Básicamente todo lo que existe es Dios porque todo lo que existe, todos los estados materiales e inmateriales son sólo una expresión de una conciencia global que se individualiza a través de la encarnación y se experimenta a sí misma permanentemente. Dado que el ser humano mismo es sólo una entidad sutil y en todas sus facetas está compuesto completamente de energía/conciencia, nosotros mismos somos Dios. Pero Dios o las estructuras energéticas básicas no tienen polaridades. Sólo nosotros mismos creamos estados dualitarios, estos surgen de nuestra conciencia, son creados por ella.
¡Todo tiene dos caras!
En nuestro mundo físico siempre hay dos lados. Por ejemplo, como hay calor, también hay frío, como hay luz, también hay oscuridad, que en realidad es solo ausencia de luz y viceversa. Sin embargo, ambas partes siempre van de la mano, porque en el fondo todo es opuesto y al mismo tiempo uno. El calor y el frío sólo se diferencian en que ambos estados tienen una frecuencia diferente, un patrón energético diferente. Pero ambos estados consisten en la misma estructura básica sutil que todo lo impregna y no pueden existir sin su oposición. Pasa exactamente lo mismo con una boca o con una medalla, ambos lados son diferentes y sin embargo forman una medalla en su totalidad. Este principio también se puede aplicar a los humanos. El principio de polaridad y género también establece que todo dentro de la dualidad tiene elementos femeninos y masculinos. Los estados masculino y femenino se encuentran en todas partes.
La feminidad sólo puede existir gracias a la masculinidad y viceversa y, sin embargo, ambas partes consisten en los mismos elementos básicos de la vida libres de polaridad, ambas partes consisten en conciencia y crean con ella su propia realidad. Por consiguiente, todo es masculino y femenino al mismo tiempo. Las mujeres tienen aspectos masculinos y los hombres tienen aspectos femeninos. Dos elementos completamente diferentes y sin embargo son uno en su perfección. Es lo mismo con todo en la vida. Nuestro cerebro, por ejemplo, tiene un hemisferio masculino y otro femenino (el derecho es el hemisferio cerebral femenino y el izquierdo el hemisferio cerebral masculino).
Lejos de la dualidad sólo existe el "yo soy"
Lógicamente dentro de la dualidad sólo prevalecen estados dualitarios, pero aparte de la dualidad sólo hay estados sin polaridad, ese puro yo soy (yo soy = presencia divina, ya que uno es el creador de la propia realidad presente). Lejos de los acontecimientos pasados y futuros (el pasado y el futuro existen sólo en nuestras mentes) sólo existe el presente eterno, un momento en expansión que siempre ha sido, es y será. Cuando uno se identifica plenamente con su Presencia Divina y sólo actúa a partir de las estructuras presentes, ya no juzga ni divide las cosas/acontecimientos en buenos o malos, entonces la dualidad se supera.
Entonces empiezas a dejar de evaluar situaciones y sólo ves los aspectos divinos del ser en todo. Por ejemplo, ya no se diferencia entre el bien y el mal, puesto que se comprende que este pensamiento sólo surge sobre la base de la propia mente juzgadora. En este sentido mantente sano, feliz y vive una vida en armonía.