Decidí crear este artículo porque un amigo recientemente me hizo saber de un conocido en su lista de amigos que seguía escribiendo sobre cuánto odiaba a todas las demás personas. Cuando me lo contó irritado, le señalé que ese grito de amor era sólo una expresión de su falta de amor propio. En última instancia, cada persona sólo quiere ser amada, quiere experimentar un sentimiento de seguridad y caridad. Sin embargo, solemos ignorar el hecho de que normalmente sólo recibimos amor exterior si también nos amamos a nosotros mismos, cuando somos capaces de descubrir el amor interior y volver a sentirlo.
Odio a uno mismo: resultado de la falta de amor propio
El odio a uno mismo es una expresión de falta de amor propio. En este contexto, existe incluso una ley universal que mejor ilustra este principio: el principio de correspondencia o analogías. Este principio establece que los estados externos, en última instancia, sólo reflejan el propio estado interno y viceversa. Si las condiciones de vida son caóticas, por ejemplo habitaciones desordenadas y caóticas, entonces se puede suponer que este caos se debe a un desequilibrio interno, desequilibrio que a su vez se refleja en las condiciones de vida externas. Por el contrario, las condiciones de vida caóticas tienen un impacto muy negativo en el propio estado interior. Como en el interior, así en el exterior, como en lo pequeño, así en lo grande, como en el microcosmos, así en el macrocosmos. Este principio se puede proyectar perfectamente en el tema del amor propio. No ves el mundo como es, sino como eres, dijo una vez el maestro espiritual jamaicano Mooji.
Tu estado mental interior siempre se transfiere al mundo exterior y viceversa..!!
Si te odias a ti mismo, odias a quienes te rodean, si te amas, amas a quienes te rodean, un principio simple. El odio que transfieres a otras personas proviene de tu propio estado interior y al final del día es sólo un grito de amor o un grito de amor propio.
¡¡Una persona que es feliz consigo misma no sentiría odio hacia sus semejantes!!
Si te amaras a ti mismo completamente, entonces no tendrías odio dentro de ti ni afirmarías que odias a todas las demás personas, ¿por qué sería así cuando te amas a ti mismo y estás contento, cuando has encontrado tu paz interior y eres feliz? no tienes motivos para odiar a tus semejantes ni al mundo exterior.
¡¡En última instancia, el odio hacia otras personas sólo puede remontarse al odio a uno mismo...!!
Llegados a este punto también hay que decir que el odio a otras personas es simplemente odio a uno mismo. Estás insatisfecho contigo mismo, te odias porque apenas sientes amor, o te odias por tu propia falta de amor propio, que buscas en vano en el exterior. Pero el amor siempre surge de la propia mente espiritual.
¡¡Al resolver tus propios patrones kármicos o problemas mentales, podrás volver a sentir el amor en tu interior...!!
Sólo cuando puedas volver a amarte a ti mismo, por ejemplo resolviendo tus propios problemas mentales, traumas u otros mecanismos de bloqueo, podrás aceptar de nuevo las circunstancias externas y también volverás a experimentar más amor en el exterior, porque entonces, debido a la ley de resonancia (la energía siempre atrae energía de la misma intensidad), resuena con amor y automáticamente lo atraerá a tu vida. Teniendo esto en cuenta, mantente saludable, feliz y vive una vida en armonía.