¿Quién o qué es Dios? Probablemente todas las personas se hacen esta pregunta a lo largo de su vida, pero en casi todos los casos queda sin respuesta. Incluso los más grandes pensadores de la historia de la humanidad filosofaron sobre esta cuestión durante horas sin resultados y al final del día se dieron por vencidos y centraron su atención en otras cosas preciosas de la vida. Pero por muy abstracta que parezca la pregunta, cada persona es capaz de comprender este panorama general. Cada persona o Todo ser humanoide puede encontrar la solución a esta cuestión a través del autoconocimiento y una mente abierta.
La idea clásica
La mayoría de la gente imagina a Dios como un anciano o más bien como un ser humano/divino que existe en algún lugar encima o detrás del universo y nos cuida. Pero esta idea es el resultado de nuestra mente supracausal de tercera dimensión inferior. Nos limitamos a través de esta mente y debido a esto sólo podemos imaginar una forma material física y burda; todo lo demás está más allá de nuestra imaginación y nuestra percepción.
Pero en este sentido Dios no es una figura física que gobierna todo y nos juzga. Dios es mucho más una estructura energética y sutil que existe en todas partes y fluye a través de toda la existencia. En lo profundo de nuestro universo denso hay un universo sutil que siempre ha existido, existe y existirá. Esta estructura energética libre de polaridad tiene un nivel de vibración tan alto (todo lo que existe se compone de energía vibrante) y se mueve a una velocidad tan alta que el espacio-tiempo no influye en ella. Por esta razón no podemos ver esta energía. Lo único que vemos es energía/materia condensada.
¡Todo lo que existe es Dios!
Básicamente, todo lo que existe es Dios, porque todo lo que existe consiste en Dios, en la presencia divina y sutil, y simplemente hay que volver a tomar conciencia de eso. Dios siempre ha existido y siempre existirá. Cada universo, cada galaxia, cada planeta, cada persona, cada animal, cada materia está modelada y fluye a través de esta energía natural en todo momento y en todo lugar, incluso si no siempre actuamos desde los principios originales de esta faceta armoniosa de vida. Por el contrario, muchas personas a menudo actúan basándose en principios de vida inferiores y egoístas y viven una vida llena de juicios, odio e intenciones viles.
El conocimiento sobre nuestros orígenes está mal visto y se bloquea una discusión sin prejuicios debido a la mente egoísta y la consiguiente actitud negativa e ignorante. ¡Eso es exactamente lo que me pasó hace muchos años! Solía ser una persona muy crítica y de mente estrecha. Estaba completamente cerrado en lo que respecta a estos temas y viví una vida llena de juicios y avaricia. En aquel entonces no entendía qué era Dios, me costaba pensar en ello y durante años descarté a Dios y todo lo que tuviera que ver con él como una tontería.
Un día, sin embargo, mi actitud hacia la vida cambió cuando me di cuenta de que los juicios de cualquier tipo sólo estaban suprimiendo mis propias capacidades mentales e intuitivas. Cualquiera que libere su mente y reconozca que los prejuicios sólo bloquean su propia mente se desarrollará espiritualmente y descubrirá mundos que nunca hubiera imaginado ni en sus sueños más locos. Cada persona puede encontrar a Dios porque cada persona se compone de esta presencia energética, esta fuente primordial.
¡Tú eres Dios!
Todos somos imágenes de Dios teniendo una experiencia espiritual y física en un mundo físico dualista. Como al final todo consiste en Dios o convergencia divina, nosotros mismos somos Dios. Somos la fuente original, cada aspecto de nuestro ser está formado por partículas divinas, nuestra realidad, nuestras palabras, nuestras acciones, todo nuestro ser está formado por Dios o es Dios. Pasas toda tu vida buscando a Dios sin entender que todo lo que existe es Dios, que tú mismo eres Dios. Todo es uno, todo está conectado entre sí de forma sutil porque todo es Dios. Todos somos creadores de nuestra propia realidad. No existe una realidad general, sino que cada ser vivo crea su propia realidad. Formamos nuestra propia realidad con nuestros pensamientos sutiles; podemos elegir nuestros propios pensamientos y acciones. Somos los creadores de nuestro propio destino y somos responsables de nuestra propia suerte y desgracia.
Esta es también la razón por la que a menudo tenemos la sensación de que todo el universo gira a nuestro alrededor. De hecho, el universo entero gira alrededor de uno mismo, ya que uno mismo es un universo propio, ya que uno mismo es Dios. Y este universo es creado por los propios pensamientos y sentimientos de uno en este momento único e infinitamente en expansión que siempre ha existido, es y será (el pasado y el futuro son sólo construcciones de nuestras mentes tridimensionales, en verdad todos solo existimos en el aquí y el ahora) continuamente en forma.
Encarnar los principios divinos
Puesto que nosotros mismos somos Dios, también debemos tratar de actuar según principios divinos. Encarnar los principios divinos es la medida de todas las cosas, ese es el elevado arte de la vida. Esto incluye actuar con honestidad y sinceridad, protegiendo y honrando a nuestros semejantes, los animales y las plantas. Las personas que están muy desarrolladas espiritualmente (tienen un nivel espiritual muy alto) o se identifican con Dios irradian mucha luz (luz = amor = energía vibratoria alta = positividad). Un dios nunca actuaría por interés propio ni dañaría a otros. Por el contrario, un Dios en el sentido clásico es un ser misericordioso, amoroso y sin prejuicios que trata a todos los seres vivos con igual respeto, amor y reconocimiento y por ello debemos tomar esta idea como ejemplo e implementarla en nuestra realidad.
Si cada ser humano actuara según principios divinos entonces no habría guerras, ni sufrimiento ni más injusticias, entonces tendríamos el paraíso en la tierra y la conciencia colectiva crearía una realidad colectiva amorosa y pacífica en este planeta. En otra ocasión les explicaré por qué existe exactamente esta injusticia en nuestro planeta y qué hay realmente detrás de nuestro sistema. También hablaré de habilidades divinas como la teletransportación y similares en otra ocasión, pero eso iría más allá del alcance de este texto. Con esto en mente, les deseo a ustedes, dioses, lo mejor, sigan manteniéndose saludables, felices y viviendo su vida en armonía. Con cariño, Yannick de Todo es energía.